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La Policía local resuelve casi 40 conflictos entre vecinos desde enero gracias a la mediación
Los agentes del grupo han solucionado más del 92 por ciento de los casos desde que iniciaron su actividad en 2012. Aunque el ruido supone el 90% de los casos que atienden, también surgen otros como los relacionados con la suciedad o la ocupación de espacios públicos Las caras largas y la tensión que existían han desaparecido. La escena ha cambiado completamente, dando paso a sonrisas y a un fuerte estrechón de manos. Solo han pasado unos minutos entre una imagen y la otra, tiempo suficiente para que las partes expongan su punto de vista y lleguen a un acuerdo. Es el resultado del trabajo de los agentes de la Policía Local de Málaga que se dedican a mediar entre vecinos con problemas para buscar una solución, y que, en lo que va de año, ya han logrado acabar con 39 conflictos.
Es un servicio que se puso en marcha en 2012, y que cada vez está siendo más demandado por los ciudadanos. Al respecto, la jefa del Subgrupo de Mediación, Inmaculada Espinosa, explica que los problemas que surgen entre los vecinos son muy molestos: «El hecho de no poder estar tranquilo y cómodo en tu casa pasa factura, de hecho hay gente que incluso no descansa, por lo que acuden a nosotros para buscar una solución».
El principal problema que provoca estas situaciones es el ruido. La policía local precisa que el 90 por ciento de los casos que atienden están relacionados con este tipo de quejas, aunque también hay otros asuntos como la suciedad, la ocupación de espacios públicos o la delimitación de lindes entre parcelas.
La zona centro de la ciudad es en la que más actuaciones del subgrupo se producen
Una vez que tienen conocimiento de estas situaciones, siempre que no estén inmersas en un procedimiento judicial o no supongan ningún tipo de falta o delito, los efectivos del subgrupo entran en juego. Espinosa indica que es una de las partes implicadas la que solicita el servicio. «Luego nos desplazamos hasta la vivienda de la otra persona para exponerle lo que ocurre y ofrecerle participar en la mediación», apunta.
Son visitas que se repiten constantemente en la zona centro, que es el punto de la ciudad en el que más mediaciones se producen, según se refleja en la estadística de la Policía Local de Málaga, que es el único cuerpo de este tipo en Andalucía que ofrece el servicio. Le siguen otros enclaves como Carretera de Cádiz, Puerto de la Torre o Churriana.
Una vez en las casas, intentan que la parte que no ha solicitado la mediación acuda al encuentro. Si lo consiguen, el éxito está casi asegurado, ya que en las 257 mediaciones que han llevado a cabo desde que el servicio se puso en marcha en 2012 el subgrupo de la Policía Local ha conseguido solucionar más del 92 por ciento de los casos.
La clave para ello está en la comunicación, «ésa que tanto falta entre los vecinos», insiste Espinosa. En este sentido, asegura que durante el acto de mediación los agentes no proporcionan ninguna solución a los afectados, sino que establecen un cauce para que esto suceda, algo para lo que las dos partes deben ceder.
En su caso, las armas con las que cuentan estos policías locales están relacionadas con las habilidades sociales. «Hay que tener empatía y transmitir calma a los vecinos en esos momentos de tensión, para que se llegue así a alcanzar una solución», asevera Espinosa.
Cualidades de los efectivos
Gracias a estas cualidades, «imprescindibles» para formar parte del equipo, consiguen su objetivo. La agente señala que la mediación es una «excelente» opción frente a presentar una denuncia, ya que supone un ahorro de tiempo y de dinero para arreglar el problema, «sin hablar del coste emocional que desaparece».
De hecho, los policías locales que prestan este servicio han sido testigos de casos «muy particulares». Espinosa recuerda el de una señora mayor que acudió a ellos por problemas de ruido con su vecina. «Era una chica joven, que se encontraba en un momento personal complicado. Durante el encuentro, ambas se enteraron de la situación que tenía cada una. Ahora son amigas y se ayudan. Hasta una de ellas le hace de comer a la otra», concluye.
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