17.04.2013 M. Serraller / Expansión
La acumulación de facturas sin cobrar lleva a grandes despachos españoles y extranjeros a dedicar abogados de procesal a tiempo completo a pleitear y a personarse en concursos como acreedores.
Grandes bufetes dedican abogados a tiempo completo y auxiliares legales al recobro, incluso en los tribunales.
La morosidad de los clientes ya es un problema de primera magnitud para los bufetes de abogados. Los impagos han llegado más tarde que a la mayoría de sectores. A diferencia de otras industrias, la morosidad era casi inexistente para los bufetes de abogados hasta no hace tanto tiempo. Ni siquiera tenían un departamento destinado a los recobros, constatan los grandes despachos nacionales y foráneos a los que ha consultado EXPANSIÓN: se ocupaban de ello los gestores administrativos, que hacían alguna llamada ocasional al cliente.
Pero la magnitud creciente del problema ya ocupa un lugar entre los asuntos prioritarios de los grandes bufetes españoles y extranjeros. Algunos de ellos dedican a abogados de procesal a tiempo completo a pleitear contra sus clientes y se personan en concursos como acreedores.
Es el caso de Cuatrecasas, Gonçalves Pereira, según explica Jorge Badía, socio de contencioso del bufete: “Somos una industria de servicios y nos ha acabado llegando la morosidad como a todos, aunque quizás las ratios son inferiores”.
Se trata de “todo tipo de clientes, no depende del tamaño ni del sector. Nos ha ocurrido con cotizadas que se han declarado en concurso de un día para otro”, constata el socio de Cuatrecasas.
Líneas rojas de morosidad
– La banca tiene una ratio de morosidad muy elevada, que ronda el 11%, pero debe tenerse en cuenta que parte de
su negocio se basa en jugar con este factor.
– Algunos bufetes españoles grandes certifican que su ratio de morosidad ronda el 1,5%, lo que nunca habrían imaginado hace años.
– Un gran despacho español cuenta que su ratio se sitúa entre el 0,5% y el 1%, y en los peores momentos ha llegado al 2%-2,5%.
– Una ratio de morosidad del 8% es la linea roja que un bufete no debería sobrepasar, explican los despachos consultados.
– La mayoría de grandes despachos no tiene problemas de financiación con la banca.
Badía cuenta que el despacho tiene un departamento de recuperación formado por un abogado a tiempo completo y dos auxiliares legales activamente dedicados al recobro, incluso en los tribunales, “lo que antes era impensable. Otra situación insólita es que nos tenemos que personar en los concursos”, relata.
Como política proactiva, Badía explica que Cuatrecasas ha mejorado mucho sus procesos de documentación, que antes no se realizaban de forma exhaustiva, por lo que abogados y clientes tienen la confianza de que las contrataciones y los presupuestos están perfectamente documentados: “Nuestra política contable es ahora mucho más estricta, las minutas antiguas se provisionan para que no distorsionen las cuentas del despacho”.
Además, para evitar que haya malentendidos que lleven al cliente al impago, Cuatrecasas detalla el servicio que presta todo lo posible. En el caso de que el cliente quiera una facturación por horas, se le informa mensualmente, para ver quién y qué servicios le ha prestado.
Cuatrecasas y otros despachos consultados constatan que con su política activa de recobro se produce una recuperación efectiva; los resultados son positivos, salvo en el caso de los concursos.
Otro gran despacho explica que se vigila muy estrechamente el tiempo incurrido en cada asunto y se persigue al socio o asociados para que facturen rápidamente, y sus ratios de facturación figuran en el informe de cada abogado a lo largo de su carrera.
Una vez que se emite la factura, añade el mismo despacho, se aplica un procedimiento estándar, que se externaliza con una consultora a través de un proceso medido. Todos los meses, se remite una carta, un recordatorio, a los clientes que tienen facturas vencidas. Si pasan más de seis meses, el despacho, previa consulta al socio, analiza la posibilidad de realizar un requerimiento notarial y, en último término, una reclamación judicial, asunto que ya volvería de la consultora externa al socio de procesal, lo que puede suponer entre el 1% y el 3% de su trabajo.
Por último, Jesús Vega, director financiero de Bird & Bird en España, certifica que la clave es gestionar bien las expectativas del cliente desde el principio y así evitar que se disparen las minutas pendientes a más de seis meses en relación con lo que se lleva facturado.
Es decir, a menudo, no es necesario llegar a un pleito, una medida reactiva cuando el mal (el impago) ya se ha producido, resume Vega, si se tienen mecanismos que impidan que se produzca la morosidad. Estos deben ponerse en marcha desde la aceptación del cliente, en las propuestas firmadas o en el seguimiento de facturas.
Los socios de cuota y los problemas de tesorería
A finales de 2011, Garrigues hizo de cuota a todos sus socios. Hasta entonces, combinaba dos tipos de socios: los que eran íntegramente de capital
o full equity partner, llamados socios principales, y los que percibían una retribución fija y una parte de sus ingresos derivados de parte del capital, llamados socios generales.
La firma se alineó así con las estructuras tradicionales de algunos despachos internacionales y nacionales como Uría Menéndez, o con quienes daban ese paso y cambiaba su modelo, como DLA Piper. Poco después, Cuatrecasas, Gonçalves Pereira hizo lo propio, aunque mantuvo a algunos socios de no cuota.
Fuentes del sector cuentan que la estrategia de hacer de cuota a los socios
responde a la necesidad de liquidez de algunos despachos en la crisis, ya que estos tienen que hacer una aportación al ser nombrados para financiar el circulante. “Cuatrecasas no lo ha hecho para ajustar costes”, explica Jorge Badía. “El objetivo es la equidad, darle a unos abogados el título que les correspondía por su trabajo y logros”, remacha.