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Mediación y ArbitrajeNoticias

LA FORMACIÓN EN MEDIACIÓN: MEDIADORES Y MAGISTRADOS, IMPLICADOS

LAWYERPRESS
Chusa Fernández. Mediadora. Directora de ProMediación Consultoría y Formación
La Recomendación del comité de Ministros a los Estados miembros sobre Mediación familiar aprobada por el Consejo de Ministros el 21 de enero de 1998 estableció que los Estados deberían velar para que existan mecanismos apropiados que aseguren la existencia de la mediación a través de los procedimientos para la selección, la formación y la cualificación de los mediadores. Sin lugar a dudas podemos decir que el futuro de la mediación en gran parte depende de los criterios para llevar a cabo dicho procedimiento y de los controles para que se realice siguiendo estándares de calidad.
En este escrito se van a hacer consideraciones generales sin entrar a analizar las bondades o defectos del Real Decreto 980/2013, de 13 de diciembre, por el que se desarrollan determinados aspectos de la Ley 5/2012, de 6 de julio, de mediación en asuntos civiles y mercantiles en cuanto al tema formativo.
La importancia de la formación, cualificación  y selección de los mediadores es un tema de vital importancia directamente ligado con la continuidad de la Mediación. El fracaso generalizado del proceso de mediación por falta de aptitud de los profesionales mediadores tendría consecuencias devastadoras debido al descrédito y la pérdida de confianza en este procedimiento. Las Entidades formativas somos responsables respecto a los dos primeros puntos (formación y cualificación de mediadores) y en este sentido hemos  de cuidar con esmero los programas, selección de formadores (a mi entender mediadores) así como el número de horas de prácticas suficiente para asentar conocimientos.
En cuanto al tercer punto, la selección de mediadores, las múltiples Instituciones de Mediación existentes deben de ser conscientes de su gran responsabilidad  al establecer los requisitos de adscripción a las mismas y asumir el compromiso de establecer mecanismos que aseguren la calidad y la buena práctica a través por ejemplo de la comediación obligatoria con mediadores expertos. Esto evitaría que las mediaciones  se conviertan en ocasiones  en un campo de experimentación para quienes que comienzan su andadura, con las consecuencias a las que nos hemos referido anteriormente.
Siguiendo con el tema de la formación, si ésta es clave y está íntimamente relacionada con la eficacia del proceso de Mediación, igualmente importante es la formación de las personas que tienen poder de decisión para que el mismo se lleve a cabo. Es a través del conocimiento como se descubren las virtudes y también las limitaciones de ésta y otras diferentes alternativas a proceso judicial. Es de celebrar la apuesta de los abogados en este sentido, independientemente de que opten o no por ella en base a sus intereses o convicciones.
Se hace necesario igualmente  que jueces, secretarios judiciales y otros funcionarios de justicia conozcan todo lo que envuelve el proceso de la Mediación, tanto respecto al conocimiento y el manejo de habilidades, técnicas y herramientas empleadas como respecto a la actitud y habilidades sociales inherentes a un buen mediador.
Desde la práctica comprobarán  sus ventajas y beneficios y apostarán por la Mediación no como una manera de aliviar la carga de trabajo de los juzgados ni en función de los resultados estadísticos que miden la eficacia en base al número de acuerdos conseguidos sino por el valor intrínseco de la Mediación y el cambio positivo que se produce en la relación de las partes aun cuando no hayan llegado a un acuerdo, dado que el cambio producido facilitará el posterior proceso judicial.
Los jueces instruidos en mediación derivarán a las partes a Mediación en colaboración con Instituciones que se preocupen por la óptima formación de sus mediadores garantizando así la calidad del proceso y optando, en pro de la misma, por aquellas que ofrezcan mediadores multidisciplinares.
El conocimiento profundo del proceso les llevará a valorar el trabajo y el esfuerzo que conlleva esta profesión y a ver lo pernicioso que la “ gratuidad” tiene para la imagen, el respeto y  el valor tanto de la Mediación del profesional que en ocasiones se ve abocado a aceptar cualquier condición que le propongan como única forma de adquirir experiencia.
Es importante tener una actitud proactiva y positiva para mejorar lo que tenemos aprendiendo de lo que han hecho otros antes que nosotros. En este sentido, ser los más rezagados nos puede dar alguna ventaja.
Seamos humildes para reconocer nuestros fallos, cada uno en lo que le corresponda y unamos esfuerzos para alcanzar el objetivo.  Estamos a tiempo de establecer unos buenos cimientos que perduren en el tiempo. La Mediación es una buena herramienta para atender determinadas necesidades tanto individuales como sociales que existen hoy en día y la causa bien vale el esfuerzo. Pongámonos a ello.
 

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