El correo de Andalucia
El grupo no ha conseguido financiación de los bancos y confía en renegociar sus deudas.
El grupo cárnico sevillano Jamones Badía ha presentado concurso de acreedores –antigua figura jurídica de la suspensión de pagos–, según confirmó ayer a este periódico su propietario, Juan Badía, que señaló que se trata de «la única manera» de intentar que la empresa salga adelante y afronte sus compromisos económicos ante la falta de financiación por parte de los bancos. «Nadie nos ayuda», se quejó el empresario, que fundó el grupo hace casi tres décadas.
Juan Badía aseguró que la presentación del concurso de acreedores, del que no aportó más detalles, no supondrá inicialmente el cierre de ninguno de sus establecimientos ni el despido de trabajadores: «Lo que tenemos que hacer es seguir vendiendo, porque somos los más baratos y los de mayor calidad», insistió Badía, que se preguntó «quién se preocupa ahora por los 150 trabajadores» de su compañía.
El empresario insistió en que «la empresa tiene más valor de lo que debemos», pese a lo cual no ha logrado financiación porque «ahora los bancos no dan nada», y confirmó que su intención es negociar sus deudas para tratar de superar la situción que atraviesa. Añadió que la deuda con proveedores no es muy elevada y que el grupo se encuentra a la espera de que los administradores concursales que debe designar el juzgado en este tipo de procesos se hagan cargo de la situación. «Nosotros lo que tenemos que hacer es seguir vendiendo y pelear, como siempre hemos hecho», reiteró el propietario de Badía, que insistió en lamentar la falta de respaldo por parte de las administraciones y de la sociedad andaluza hacia «los empresarios de aquí».
El grupo Badía, fundado en 1985 con su primera charcutería en la localidad sevillana de Tomares, se define como «líder a nivel nacional en la distribución y comercialización de productos del cerdo ibérico», con un volumen de ventas de 200.000 jamones y paletas al año. Según la información que aparece en su web cuenta con 19 establecimientos entre Sevilla, Málaga y Cádiz entre cash, charcuterías, bodegones y un salón de celebraciones. Su seña de identidad, recogida en esta misma página y repetida insistentemente por su fundador, siempre ha sido «ofrecer productos exclusivos y de alta calidad con los mejores precios del mercado».
La compañía llegó a facturar más de 30 millones de euros en el año 2006, durante la época previa a la crisis, con un crecimiento del 20 por ciento sobre el año anterior y cuando todavía no se adivinaba la inédita caída de precios que sufriría el jamón ibérico pocos años después. Al año siguiente, en 2007, Badía unió a sus tiendas una fábrica de productos ibéricos en la localidad salmantina de Guijuelo, con capacidad para producir un millón de piezas y en cuya construcción había invertido en torno a 10 millones de euros. El grupo continuó con su expansión, cuyo último exponente fue la inauguración de dos tiendas en Sanlúcar de Barrameda y Dos Hermanas en el año 2013.