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Mediación y ArbitrajeNoticias

EL TESTIMONIO DE UNA MEDIADORA…MEDIADA


LAWYERPRESS

Por Maite Nicolás, Mediadora Familiar y Coach Personal

¿Por qué somos Mediadores? En mi caso, para responder tendría que echar la mirada atrás unos cuantos años, cuatro concretamente, cuando comencé una transformación profesional y personal. Las personas experimentamos de forma más o menos consciente una continua transformación y me veo a día de hoy trazando mi plan de ruta, mi proyecto vital.
En el ámbito laboral estaba bien situada, dentro de una multinacional siendo responsable de ventas, lo que me ha hecho crecer profesionalmente. Sin embargo, estaba en un punto en el que mi voz interior, esa fuerza que todos tenemos dentro y que nos potencia para provocar un cambio en nuestras vidas, me decía que tenía que hacer algo diferente, algo que contribuyera al bienestar de las personas. Quizás mi vida necesitaba un cambio y por qué no en el terreno profesional.
Buscamos el éxito profesional y la satisfacción personal, intentamos hacer las cosas lo mejor que podemos para conseguirlo y aprovechamos las oportunidades que la vida nos presenta. Sin embargo, en ocasiones este éxito no logra llenarnos del todo y como no podía ser de otra modo esto ocurría en mi caso: tenía la sensación de que, de alguna manera, mi experiencia vital podía contribuir al bienestar de las personas, que lo que yo quería era contribuir al bienestar de las personas en general y de las familias en particular. Para ello era necesaria esa transformación, de la que hablaba al principio, pero esta vez consciente de que iría de la mano del vértigo, de los miedos, de las alegrías y de mucho bienestar personal, alimentado por sentir la felicidad en los demás.
La Mediación puede definirse formalmente como un proceso estructurado, voluntario y confidencial donde una tercera persona formada e imparcial conduce a los protagonistas de un conflicto a que lo puedan solucionar mediante el dialogo, alcanzando un acuerdo satisfactorio que atienda a sus necesidades, pero en la realidad es mucho mas que eso. Es construir juntos mejores personas, mejores familias, mejores comunidades y en definitiva una mejor sociedad, que aun con sus diferencias pueda sentar sus pilares básicos de vida. Es una oportunidad de tolerancia, de humildad ya que no somos poseedores de la verdad, donde coexista el dialogo con la escucha, el esfuerzo y la creatividad para buscar soluciones y recursos a las diferentes situaciones que nos presenta la vida, entremezclando sentimientos y compromisos dentro de una cultura de paz.
Se facilita a los mediados el poder descubrir sus posibilidades, descubrir ese potencial que llevan dentro para afrontar las dificultades y los conflictos, para resolver y tomar decisiones, para empatizar y restablecer una comunicación en beneficio de un valor común. En definitiva, facilitar el descubrimiento de que podemos canalizar nuestra energía emocional en beneficio de las personas que nos rodean, del mundo en el que convivimos y en el nuestro propio.
Mi primer encuentro con la Mediación fue en el año 2.004. Me encontraba en un proceso de separación matrimonial y un tercer “sujeto” llamado “ley” establecía cómo teníamos que organizarnos como progenitores. Esa propuesta no estaba alineada con nuestro proceder hasta ese momento, ni con lo que quería como madre y padre para nuestros hijos. Yo no sabía qué era eso de la Mediación, ni mucho menos que existieran unos profesionales que se dedicaran a ello, descubrir la Mediación supuso descubrir un nuevo horizonte. Llevamos a cabo el proceso y la firma de nuestro acuerdo. Lo que sentí durante todo el proceso fue un gran alivio: la sensación de estar donde quería estar y una gran satisfacción porque teníamos una solución construida por nosotros.
Esta solución a un problema puntual dejó en mí una semilla que ha ido creciendo y madurando en mi interior hasta ser lo que soy hoy en día: Mediadora Familiar. Tras esta vivencia, que con el paso del tiempo revivo como una película, valoro mas el diálogo, el brillar de la autoestima cuando consigues algo con esfuerzo, el conocer intereses comunes por encima de las materialidades, que con imaginación se encuentra el camino…y sobre todo…!!! merece la pena!!!
Siempre hay que dar una pequeña explicación cuando dices que eres Mediadora Familiar, pero entre nuestras labores esta dar a conocer nuestra profesión, nuestro trabajo, hasta que llegue el día que no haga falta porque nuestro trabajo de divulgación habrá dado sus frutos. La labor de la persona mediadora es clave en el proceso de mediación, no es solo quien lidera, facilita, media entre las partes para que estas dialoguen…; es su modelo durante el proceso, es en quien depositan su confianza para que les ayude a encontrar una solución. Es obvio que una persona mediadora tiene que estar formada en lo relativo a su profesión, pero para mí es fundamental que se lo crea, que lo sienta de verdad, que crea en el potencial que cada una de las personas que llegan a mediación lleva dentro, que vea realmente a las personas, que confíe en ellas y en el proceso. Creer en ello es fundamental para que el Profesional de la Mediación muestre seguridad en su trabajo, a fin de poder dar seguridad a los demás.
Cada proceso de mediación es único porque las personas somos únicas e irrepetibles, por eso es necesario preparar, mimar y cuidar cada encuentro. Por otro lado, cada encuentro interpersonal genera un impacto en las personas. Hacer que cada sesión del proceso de mediación sea un encuentro nutritivo para las partes es un arte que la persona mediadora necesita tener en cuenta. En cada sesión del proceso de mediación se produce un intercambio educativo, se transmiten valores, conocimiento, ideas, formas de hacer…. Por eso es necesario que lo que pensemos, lo que sintamos, lo que digamos y lo que hagamos, como profesionales de la mediación, esté en sintonía.

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